Memories of a Basque Meal

Two years ago, I had the good fortune to visit the incredible Spanish Basque Country to meet with leaders of the Basque farmers’ union. The amazing scenery, culture and especially food, made the experience truly unforgettable.

We arrived in the fishing town of Bermeo in Vizcaya Province where we were met by Amaia and Peio, both of whom work as food cooperative organizers. We became fast friends with the young, energetic couple. They described their strong belief that food, in addition to being a human right, must be a celebration, one that centers on local, healthy and delicious ingredients, prepared with love.

The first night we shared an enchanting dinner with Amaia’s family, right on the port. After two years I remember it vividly: two types of fish and snails, prepared with garlic, onion, olives and capers. I can still close my eyes and taste those wonderful flavors. We also enjoyed an assortment of local vegetables, greens and sheep’s cheese, paired with local wine. Exquisite!

Beaming with pride, the family explained to us where each ingredient came from: they knew all of the producers personally. They also shared some of their family culinary secrets with us, such as adding a teaspoon of honey or clove to a traditional dish.

I didn’t think I could possibly eat another bite when they brought out dessert: a fig torte made of sweet, juicy fruit and a flaky crust. It was accompanied by delicious anis liquor. I couldn’t resist.

After dinner, we walked through the port and along the piers of Bermeo, contemplating the fascinating landscape, people and food of this region.

Memorias de una comida vasca

Por Leonor Hurtado

El viaje al País Vasco hace dos años fue una experiencia maravillosa: la gente, el paisaje, la comida y la alegría que irradian.

Sentía que no podía dar ni un bocado más, pero después de probarlo y sentir ese jugo, esa discreta dulzura y la crujiente pasta, no pude resistir.

Primero visitamos Bermeo en la Provincia de Vizcaya. Nos recibieron Amaia y Peio, una joven pareja que trabaja en la organización de cooperativas alimentarias. Desde que nos conocimos nos inspiraron confianza y tuvimos magnífica comunicación, interesados en conocernos y pasarla bien. Ellos piensan que la alimentación además de ser un derecho es una celebración, que debe hacerse con comida local, sana, sabrosa y preparada con amor.

La primera noche cenamos con la familia de Amaia, en el puerto. ¡Han pasado dos años y aún recuerdo ese encanto! Dos tipos de pescado y caracoles eran los frutos de mar, preparados con ajo, cebolla, aceitunas, alcaparras y aceite. Cierro los ojos y siento la alegría de esos bocados. También comimos vegetales al vapor, ensalada de hierbas frescas y queso de oveja; acompañado con vino local. ¡Exquisito!

La familia orgullosa comentó de dónde viene cada producto y que ellos conocen directamente a los productores. También festejaron los secretos culinarios de Nerea que sólo a Amaia confiesa, porque son delicadezas que nunca ha visto escritas, como agregar una cucharadita de miel o polvo de clavo de olor.

El postre fue torta de higo. Sentía que no podía dar ni un bocado más, pero después de probarlo y sentir ese jugo, esa discreta dulzura y la crujiente pasta, no pude resistir. Además, acompañado de un bajativo de anís se deslizó suave.

Para ayudar la digestión y juntos agradecer la belleza de la vida, caminamos por el puerto y los malecones. ¡Un paisaje fascinante!

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